La Radio

Por Cony Stipicic, periodista y conductora Radio Infinita

Recuerdo el día en que me senté por primera vez frente a un micrófono. Lo hice con sentimientos encontrados: mi papá era hombre de radio y algo en los genes debía haber a mi favor; pero la sola idea de tener que hablar bien, de corrido, articulado, leer al aire, improvisar, estar concentrada y además decir cosas coherentes era, de verdad, intimidante. 

Me quedé corta, pero no fue ahí -después de hacer una prueba que me pareció cautivante y que creí, patudamente, haber superado solo por el hecho de haberla pasado-, no fue ahí cuando me di cuenta de que el desafío de la radio era mucho más que eso. De hecho, tras más de 20 años me atrevo a decir que continúa. 

Y eso es de lo mas fascinante. Estar con los sentidos alertas todo el tiempo, sentir que cada mañana se mueve un bichito en la guata, creer que nunca estás lo suficientemente preparada, hacer muchas cosas al mismo tiempo sin que nadie más que tú lo note, aprender a hablar y, sobre todo, a escuchar, mirar qué te dicen los auditores, qué está pasando en el instante en que estás al aire… 

Siempre creí que lo mío era lo escrito. Así me formé en la Escuela y en eso comencé. Lo de la invitación a hacer radio surgió para mí como una suerte a probar y, para quienes se atrevieron conmigo, una aventura también. Quien sería mi mentora, guía y luego amiga del alma, Anita Holuigue, adivinó que en mi vocación por el periodismo escrito había un germen que podía también funcionar frente al micrófono. Y mi partner de entonces y luego de la vida, Juan Manuel Astorga, tuvo la generosidad de regalarme todas las herramientas y espacios para que yo me probara. La hicimos. Y la seguimos haciendo. 

La radio es pasión, es estudio, es trabajo en equipo (y esto no es una obviedad, lo es intensamente), es entender que siempre se le habla a alguien y que la aparente soledad del micrófono es apenas el medio por el cual se canaliza la tremenda responsabilidad de informar y entretener. 

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